martes, 16 de noviembre de 2010

La violencia intrafamiliar y las heridas emocionales


Por Miguel Angel Pichardo Reyes
Psicotraumatólogo de la UAVI Guadalajara

En los cursos y talleres que imparto sobre sanación de heridas, siempre recurro al listado de ocho heridas: rechazo, abandono, sobreprotección, represión, traición, humillación, injusticia y frustración. Al momento de ir aterrizando cada una de estas heridas es frecuente identificar los sistemas familiares abusivos, y en particular, resulta relevante el hecho de que estas heridas hayan sido infringidas en el contexto de la violencia intrafamiliar. Bien podemos observar como cada una de estas ocho heridas van organizando un complejo de heridas en el seno familiar, las cuales van conformando vínculos y subjetividades traumáticas.

Es posible identificar un sistema familiar organizado por traumas inconclusos cuando llega una pareja por motivos de violencia intrafamiliar. Normalmente estas parejas provienen de sistemas organizados por traumas, ya sea adicciones, abandono, infidelidades, homicidios, enfermedades, suicidios, homicidios, entre otros. De esta forma la violencia intrafamiliar no es nueva para la pareja, por lo regular se encuentran reeditando traumas pasados heredados por sus vínculos familiares primarios. La violencia intrafamiliar vendría siendo el complejo de traumas que permite su transmisión de generación en generación. Esto nos permite realizar una labor purgativa con las parejas y los sistemas familiares, pues nos encontramos con el hecho de que la violencia intrafamiliar es el pretexto para iniciar un proceso de sanación vincular.

Muchas mujeres y hombres que acuden a terapia grupal, familiar e individual, podrán percatarse de que durante el proceso se van descubriendo secretos, tabus y silencios. Recuero como en el trabajo con un hombre que ejercía violencia en el hogar, al momento de reconstruir su herida genealógica se quedo impactado con la coincidencia que tenía con su padre, pues el había prometido no ser un maltratador, abandonador y alcohólico como el, y sin embargo se encontraba repitiendo exactamente el mismo patrón. Esto resulto en un gran impacto psicológico, pues precisamente lo que desde pequeño había evitado, es lo que en la actualidad precisamente se encontraba haciendo. Esto es precisamente uno de los síntomas de los sistemas organizados por traumas: la repetición neurótica de los traumas.

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